top of page

CASOS DE MISTERIOS DETRAS DEL MICROFONO



Algunos casos extraños en la vida del beisbol, muy cerca de grandes amigos y compañeros de labores en la radio y televisión, casos que guardo a lo largo de mi carrera y que por extraños los conservo con el deseo de guardarlos. Ahora lo compartiré con mis amigos lectores. Fausto Soto Silva fue un gran amigo, aparte de compartir la crónica de radio en temporadas de la Liga Mexicana del Pacifico con los Naranjeros de Hermosillo de 1979 a 1982. Esta última campaña fue mi último año con los Naranjeros. Durante esta trayectoria acompañé en casa transmitiendo por radio los juegos de Hermosillo. Sirvió para conocer a Fausto Soto Silva, fue una gran época y triste saber que decidió suicidarse años más tarde. Era muy popular por las transmisiones y los programas que él pasaba por la XEDM. Emisora que tenía los derechos. Su muerte causó mucha tristeza. Lo recuerdo ahora porque acostumbraba despedirse de las transmisiones de radio diciendo “muy buenas noches les deseo lo mejor de la vida, LA VIDA MISMA”. Una excelente manera que le agradaba a los aficionados y a todos los que escuchaban esa despedida que con mucha alegría se dirigía a la gente. LA VIDA MISMA que con tanto fervor manejaba, pero que no tomó en cuenta cuando decidió quitarse la vida. Eso sucedió varios años después que este servidor terminó su compromiso con los Naranjeros. Muchos años antes recuerdo que en una gira por el sureste mexicano acompañando a los Tigres que se preparaban para la temporada 1970 de la LMB. Entre las charlas que tuve con los jugadores recuerdo que el ex pitcher cubano Américo Pérez me reclamó porque no sacaba nada de él en la revista Súper Hit que este servidor dirigía. “Yo siempre leo los reportajes pero no me mencionas y yo tengo historia”. Le respondí que estaba enterado y con mucho gusto lo haré, que ahora llevaba fotografías de él y le dedicaré un espacio. Esa vez llegaron los Padres de San Diego al Parque del Seguro Social cumpliendo compromiso con juegos de preparación. El manager era Preston Gómez, invitó a su paisano Américo Pérez para pasar la bola en los entrenamientos. Fue haciendo su trabajo que al hacer un lanzamiento se desmayó y poco después falleció. Me acordé de su reclamo y decidí buscar unas notas que me escribió, pero no las encontré. Esa noche que regresé a casa, vi algo sobre mi máquina de escribir que está en el Salón de la Fama. Esas eran las notas que no encontraba y misteriosamente llegaron a mí. Fue entonces que le dediqué lo prometido al bien recordado Américo Pérez. Kerlegand99@yahoo.com.mx

bottom of page